El teólogo Juan José Tamayo se mostró este viernes crítico con el acuerdo alcanzado entre el Gobierno y la Conferencia Episcopal Española (CEE) sobre las inmatriculaciones de bienes
Fuente: Siglo XXI
El teólogo Juan José Tamayo se mostró este viernes crítico con el acuerdo alcanzado entre el Gobierno y la Conferencia Episcopal Española (CEE) sobre las inmatriculaciones de bienes y señaló que el mismo supone un “blanqueo del PSOE a la Iglesia”.
Así se expresó en declaraciones a Servimedia al ser preguntado sobre la polémica surgida por las inmatriculaciones de bienes por parte de la Iglesia católica. El Gobierno y la Conferencia Episcopal anunciaron esta semana un primer acuerdo para aclarar la situación legal de un millar de los 35.000 bienes (más de 20.000 de ellos lugares de culto) que la Iglesia inmatriculó de forma extraordinaria entre 1998 y 2015 aprovechando una reforma legal.
El vicesecretario de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, Fernando Giménez Barriocanal, señala en un artículo que de ese casi millar de bienes hay 31 que explícitamente no se han inmatriculado por la Iglesia, 28 donde se aprecian “serios errores dado que dichos bienes, en su mayoría, no existen y 276 bienes que, a día de hoy, no son de las instituciones de la Iglesia, ya sea porque se hubieran vendido, donado a ayuntamientos o que se encuentran sepultados en un pantano como en el caso de Zamora, etc”.
“Desde luego”, añade, “será difícil devolver un bien que no existe, que es de otra persona o que está sumergido” y agrega que “el informe incluye un total de 608 bienes de los que la Iglesia declara que no puede validar el registro por ‘información insuficiente’. Ello no significa necesariamente que no sean suyos sino que, con los datos disponibles en el listado, no se puede identificar o garantizar la titularidad y por tanto, tendrán que ser objeto de mayor análisis”.
Sin embargo, Tamayo aseguró que “se trata de un acuerdo que reconoce a la CEE un poder a nivel del ejecutivo, legislativo y judicial que no le corresponde” y añadió que “el PSOE sigue siendo un rehén de la Conferencia Episcopal”. “Y no sé por qué”, añadió expresando su sorpresa y llamando la atención sobre la contradicción de un partido que se declara laico y actúa como confesional en beneficio de la jerarquía católica en este caso y en otros como el mantenimiento de los Acuerdos de 1979.
A su juicio, el PSOE está “echando un velo sobre la Iglesia” en un momento de descrédito de esta por este caso y por los relacionados con denuncias por pederastia, por lo que interpretó que es una forma de “blanquearla”.
Señaló que ese descrédito afecta a la jerarquía católica y criticó que “los obispos que forman la CEE se eligen a dedo” sin pasar por una elección democrática de la comunidad cristiana, y, por tanto, “sus comportamientos e irresponsabilidades solo le afectan a ella”, en referencia a la Conferencia Episcopal, y no a la Iglesia católica en su conjunto.
“El problema es que estos comportamientos de este grupo de aristócratas eclesiásticos desacreditan a toda la comunidad cristiana. Esto es muy grave, una actitud que creo que es totalmente antievangélica porque en el caso de las inmatriculaciones los obispos demuestran que se ubican en el modelo económico neoliberal, como demuestra la voraz acumulación durante estos 75 años de bienes, comportándose de la misma manera que los grandes capitalistas cuyo objetivo es incrementar sus bienes y su poder económico”, argumentó.
Asimismo, incidió en la existencia de “muchos más bienes inmatriculados” que no les corresponden y resaltó la incongruencia de que un bien cultural como la Mezquita de Córdoba, declarado Patrimonio Universal de la Humanidad por la Unesco, sea de titularidad eclesiástica, es decir privada. “Un Patrimonio de la Humanidad no puede apropiárselo una institución privada”, adujo.
A juicio del teólogo, este reconocimiento no mejorará la imagen de la Iglesia católica española al tratarse de “un lavado de cara” que, para él, solo supone que el PSOE “legitime a una jerarquía desacreditada en la opinión pública. Con tal actuación incurre en el mismo descrédito que el episcopado español”.