En Garísoain no engañamos a nadie

Al señor Morrás, portavoz de la Diócesis de Pamplona-Tudela: desde el gran respeto que usted nos merece, y con el único afán de que brille la verdad, nos vemos obligados a puntualizar las afirmaciones que hace en un medio de comunicación sobre las inmatriculaciones o inclusiones en el Registro de la Propiedad y, en concreto, sobre la ermita del Pilar de Garísoain. Todo esto con el fin de que todo el mundo esté debidamente informado y que cada cual saque sus conclusiones.

Los que en Garísoain hemos trabajado por que no se anotara en el Registro de la Propiedad nuestra ermita del Pilar a nombre del Arzobispado de Pamplona, somos la mayoría católicos, de esos que usted llama feligreses, y no vamos en contra de la Iglesia. Es al revés: la Iglesia, de la que formamos parte y en la que ya no pintamos nada, es la que va contra nosotros. Porque, además de feligreses, somos ciudadanos igual que los demás. Iguales que usted, por ejemplo. Pero usted no pertenece a la feligresía, sino a la jerarquía.

Y a la primera puntualización suya de que nosotros vamos con engaños, le decimos que vamos con la verdad por delante. Lo que pasa es que somos ciudadanos que tenemos otras instituciones (por ejemplo el concejo), en las que sí pintamos algo, en las que todos contamos igual y en las que se decide qué hacer de forma democrática. Ciudadanos católicos a los que el Arzobispado (entre otros) pide dinero, ayuda y colaboración cuando hay que trabajar y abrir la cartera, pero a los que no se consulta ni se tiene en cuenta para nada más.

Además de que no vamos con engaños, sabemos distinguir muy bien entre lo que es propiedad y lo que es culto. Debemos saber diferenciar lo que es predicar de lo que es dar trigo. Los lugares de culto son eso, lugares (normalmente inmuebles) de culto, pero su propiedad es otra cosa. Unas veces pertenecen al Arzobispado y otras no. Como en este caso. La ermita del Pilar de Garísoain es lugar de culto católico pero su propiedad pertenece al comunal de Garísoain. Lo seguimos creyendo así y teniendo por nuestro, a pesar de lo que hayan dicho los tribunales. ¿Sabe por qué? Porque está enclavada en monte comunal. Porque los garisoaintarras la hemos levantado y mantenido con nuestro trabajo y nuestro dinero cada vez que se ha caído a través de los siglos. Porque nos hemos preocupado de celebrar cada año en ella la festividad del Pilar. Porque hemos contratado, asistido, llevado y pagado la misa al presbitero que en ella la ha celebrado en su fiesta.

Porque siempre ha corrido el concejo con los gastos de restauración y, cuando el dinero no era suficiente, el concejo solicitaba la ayuda a todos los oriundos del pueblo. Concejo en el que se guardaba la llave cuando todos los trabajos o celebraciones hubiesen concluido.

¿Sabe también por qué? Porque con el devenir del tiempo ha habido en Garísoain varias ermitas. Una de las últimas, la de San Ciriaco, se derribó para, con sus piedras, hacer una carretera comarcal; el resultado fue que la Iglesia se quedó con el dinero que el constructor pagó por ellas y el pueblo, sin ermita. Esto nos ha hecho deducir que si el concejo no cuida sus propiedades comunales y se quedan únicamente como lugar de culto, cuando estas se caigan, el Arzobispado venderá hasta sus ruinas, se quedará con el dinero y se olvidará del lugar de culto. Lo tenemos muy claro.

Si le contaron que una anciana lloró cuando se enteró que los tribunales fallaron a favor del Arzobispado (no de la Iglesia, porque nosotros también somos Iglesia y nos la han quitado) créase que es cierto y que le dolió el corazón, como a todos nosotros. Ella ya sabe, por su ancianidad, qué está pasando con los lugares de culto de los que se ocupa el Arzobispado y qué va a pasar ahora. No hace falta ser profeta para imaginarlo.

Nosotros (el concejo) antes de iniciar nada, hicimos la oferta al Arzobispado de dedicar nuestra ermita de la Virgen del Pilar siempre al culto católico si la propiedad de la misma continuaba a nuestro nombre como bien comunal. Y nos dijeron con altivez que no se conformaban más que con la propiedad. Vale, pues ahí la tienen. Pero tengan en cuenta que, a pesar de ello, la seguimos considerando nuestra y nadie nos va a arrancar de nuestro corazón tal convicción. Pero será su lugar de culto, no el nuestro.

Se habrá enterado usted que nos hemos dirigido al papa Francisco para que con su autoridad papal les sugiera que devuelvan la ermita al concejo. Y, si no se hubiera enterado, se lo decimos con toda claridad. Sin engaños. Tenemos la esperanza de que nos atienda, y que lo haga porque parece que el sentimiento de justicia y de pobreza está cambiando dentro del entorno papal.

Tenemos también la esperanza de que les aclare a ustedes y a los jueces que no todo lo que está bajo una cruz o huele a incienso es propiedad de la Iglesia; que no es lo mismo lugar destinado a culto que propiedad eclesial; que la Iglesia católica no necesita de grandes templos para sus cultos, que basta para ello un cenáculo (hoy llamado bajera); que la pobreza aceptada es una virtud, no una desgracia; que la Iglesia católica no debiera ser la mayor inmobiliaria española; que sus templos se están vaciando, pero que podrían llenarse sus ermitas; que la mujer no debe estar excluida del sacerdocio, que éste no tiene que conllevar el celibato…

Y también, y desde el respeto, una petición a ustedes los jerarcas. Dejen Muskilda al Concejo de Ochagavía, lo mismo que a los de Huarte, Irañeta, etcétera, porque lo saben cuidar y lo han de hacer mejor que ustedes. Devuelvan las casas parroquiales, los cementerios, las fincas y los pisos, los locales, etcétera, que han registrado a nombre del Arzobispado a los organismos públicos. E, incluso, las iglesias parroquiales, porque son edificios caros de mantener y, a la larga, una carga insostenible económicamente. Y este tiempo que dedican al mantenimiento y ampliación de su patrimonio dedíquenlo a anunciar la buena nueva a los pobres, a los enfermos y desahuciados, que es para lo que ustedes se hicieron sacerdotes.

Ya nos dirá usted si tienen vigencia aquellos pasajes del Evangelio: «Si quieres ser perfecto, vende cuanto tienes, dáselo a los pobres y luego ven y sígueme».

Otra cosa. ¿Realmente cree usted que ese artículo de la ley que les faculta a ustedes para certificar qué inmuebles son propiedad del Arzobispado con el fin de registrarlos sin más trámite es justo? ¿No se ha preguntado nunca por qué no se permitía a la Iglesia católica inscribir bienes a su nombre?

¡Qué triste es ver cómo ustedes se aprovechan de sus influencias políticas al elaborar las leyes que tienen poco que ver con la justicia!

Existe, es cierto, una plataforma constituida con el nobilísimo fin de defender nuestras propiedades, las de todos los navarros y le podemos decir, porque bien lo sabemos, que en ella tienen cabida cuantos, movidos por su afán de justicia, se unen para defender las propiedades de todos los navarros. En dicha plataforma nadie pregunta a nadie a qué credo pertenece. Que le quede claro.

No sea pillín, señor Morrás.

Con todo respeto, desde la feligresía a la jerarquía se lo pedimos y saludamos atentamente.

Alvaro Calderón, Vecino de Garísoain

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