En Lerga (Navarra) vuelven a ir a misa

Hacía meses que los vecinos de Lerga no acudían a misa a la iglesia de San Martín. El conflicto suscitado con el Arzobispado promovido a su juicio por el párroco, Fermín Macías, a cuenta de la propiedad de la iglesia de Abaiz les había alejado del templo, de forma que de los casi cuarenta asiduos a escuchar misa, tan sólo acudían tres.

La causa fue la doble inscripción del Arzobispado de esta iglesia a la que los lerganos han estado vinculados desde siempre a sabiendas de que era del pueblo, tal y como consta en el Registro de la Propiedad de Aoiz, y el litigio en el que han estado sumergidos desde septiembre del pasado año, con un expediente judicial abierto todavía. Sin embargo, ayer la iglesia presentaba una ya inusual imagen. El pueblo de Lerga volvió a escuchar misa cuando supo por boca de su alcalde, Iñaki Iriarte, que el Arzobispado había dado marcha atrás en el proceso.

El día anterior, diez minutos antes de lanzar el chupinazo que abría las fiestas, el alcalde, Iñaki Iriarte, anunció que el Arzobispado se retiraba. Lo hizo con los papeles en la mano, como él lo ha hecho desde el principio del proceso: mostrando a sus vecinos las pruebas. «Para mí el de ayer fue uno de los días más felices de mi vida», aseguraba el alcalde, que ayer prefirió quedarse en el Ayuntamiento a escuchar misa. Lo mismo hizo el concejal Estanis Marco. «Hemos pasado muy malos ratos por esta causa y no tiene sentido alguno que vayamos hoy a misa», expresaba.

El Arzobispado ha esperado a las vísperas de las fiestas para dar entrada en el Registro de la Propiedad de Aoiz de la solicitud de cancelación de inscripción de la finca registral número 1.398 de Lerga, donde se ubica la iglesia de Abaiz. El párroco, Fermín Macías, asegura que él mismo lo solicitó a sus superiores para vivir las fiestas en paz y terminar con el conflicto. De hecho, fue él quien llevó el documento al alcalde.

brindis con reservas Aún con reservas, se brindaba ayer en Lerga. «Ha sido una buena decisión, que tenían que haber tomado antes. Ya lo sabían desde el principio que Abaiz era del pueblo, pero si la gente no se mueve se quedan con ello», afirmaba Nani Jiménez. «Hemos perdido la confianza en el cura, que ha estado influido por otras personas, y hemos echado de menos una disculpa por su parte», añadía.

A la comida de fiestas de este año, el párroco no estaba invitado. «No me parece bien, y me da pena que las autoridades no hayan ido a misa y que el cura no esté aquí con nosotros. Sin embargo, pienso que la decisión del Arzobispado es acertada porque Abaiz es del pueblo», declaraba María Jesús Alzorriz, de 83 años. Ella fue una más entre los ochenta vecinos que en el mes de junio se personaron en el procedimiento abierto contra la Diócesis por la doble inmatriculación, para apoyar al Ayuntamiento, ya que entendían que perjudicaba a los intereses de Lerga.

Mari Sol Zaratiegui y Ascen Iriarte mostraban ayer también su satisfacción. Las dos han formado parte de la comisión en defensa de Abaiz, donde vivieron sus padres. Del mismo modo, Feli Iriarte, de 65 años, se congratulaba y recordaba la relación entre los últimos habitantes del despoblado y los vecinos de Lerga. «Nunca pensamos que nadie vendría a cuestionar que Abaiz no es de este pueblo», exclamaba.

Sin duda, ha sido esta firme convicción lo que ha mantenido unidos a los vecinos de este pequeño pueblo de la Val de Aibar durante el último año. Ello, unido a la documentación existente sobre la titularidad municipal, ha hecho que el proceso sea más llevadero.

Se manifestaban asimismo los escépticos, como Blas Garayoa y José Mari Iriarte. «No entendemos muy bien por qué el Arzobispado ha dado este giro, y no nos lo creemos del todo. Estamos satisfechos, pero con reservas», declaraba el primero, cuya madre, Elena Ojer, nació en Abaiz.

En cualquier caso, el de ayer fue un día especial en Lerga, que lo celebró entre alcaldes y otros representantes municipales de los pueblos vecinos. Hasta la villa se acercó especialmente un invitado, Pascual Larumbe, de la Plataforma en Defensa del Patrimonio, que alzó la copa con ellos . «El triunfo de Lerga es el de toda Navarra. Es un precedente y un estímulo para avivar las conciencias y un ejemplo de la victoria de la razón y de la justicia», apuntó. Afirmó además, que «el reconocimiento se demuestra devolviendo lo robado. Si la Iglesia sigue en esta actitud, y los pueblos continúan luchando, aún estamos a tiempo», manifestaba.

El primer lunes hábil de septiembre, el Ayuntamiento de Lerga presentará en el Juzgado el documento de renuncia del Arzobispado y esperarán su pronunciamiento. De este modo finalizará el camino emprendido hace algo menos de un año, cuando se vieron obligados a acudir a la justicia para defender lo que el pueblo en sociedad adquirió al que fue su propietario, el Duque de Granada, en el año 1927, previa escritura de compra en el Registro de la Propiedad de Aoiz. Ochenta y cuatro años después, se la arrebató la Diócesis, y ahora se la devuelve.

Diario de Noticias, 24/08/2012.

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