Ermita de Sant Jaume del Clot del Grau, enLa iglesia, situada en Castellfollit del Boix (Barcelona)/ Angela Llop WIKIPEDIA COMMONS

Escarbar tres siglos para recuperar una ermita inmatriculada por la Iglesia

La iglesia, situada en Castellfollit del Boix (Barcelona), ya no figuraba en el último listado de bienes inmatriculados por las diócesis.

Fuente: publico.es

Josep Ferrer, un payés jubilado, de 92 años, y su hijo Xavier, de 58 años, lograron recuperar la propiedad de una ermita que se había inmatriculado la diócesis de Vic (Barcelona) tras bucear en manuscritos de hace más 300 años del propio obispado en los que hallaron una instancia de la propia Iglesia católica a los dueños para que la restauraran.

El documento acredita que la iglesia, situada en Castellfollit del Boix (Barcelona) y que ya no figuraba en el último listado de bienes erróneamente inmatriculados por las diócesis, ya reconocía hace 300 años que la Iglesia no era propietaria de la ermita y la familia Ferrer ha documentado que compró la finca y la ermita a sus legítimos propietarios, otra familia agricultora apellidada Grau, en los años 20.

La familia Ferrer descubrió que la Iglesia se había inmatriculado —registrado la propiedad a su nombre— la pequeña ermita de Sant Jaume del Clot del Grau, del siglo XVII y que conserva una pila bautismal original, gracias a que un vecino les avisó cinco años después de que fuese inmatriculada, el 28 de mayo de 2010.

Xavier Ferrer: «Y nos extrañó porque la iglesia se encuentra en una zona muy apartada»

Xavier Ferrer ha explicado a Efe que el 4 de julio de 2009 el obispo de Vic, Romà Casanova, acudió a oficiar una misa a la ermita, sin avisarles, «y nos extrañó porque la iglesia se encuentra en una zona muy apartada» del pueblo, de apenas 200 habitantes.

La Familia Ferrer

Un año más tarde la Iglesia inmatriculó el inmueble, pero no fue hasta 2015 cuando uno de los vecinos de Castellfollit del Boix alertó a la familia de que su propiedad había sido registrada a nombre de la Iglesia.

«La inmatriculación se llevó a cabo de manera oficial cinco años antes de que nos diésemos cuenta, el 28 de mayo de 2010, es decir, menos de un año después de la visita del obispo», recuerda Ferrer, que sospecha que de no ser por el aviso del vecino «aún seguiríamos sin saber que nuestra iglesia no estaba a nuestro nombre».

«El problema que tuvimos fue que el inmueble no constaba en el registro de propiedad y, por tanto, no teníamos forma de saber que pertenecía a la familia Ferrer«, ha admitido a Efe el ecónomo del Obispado de Vic, Josep Martínez.

El ecónomo episcopal asegura que el Obispado de Vic utiliza más iglesias privadas (unas 450) que propias (poco más de 400), y subraya que algunas de ellas «proceden de tiempos inmemoriales en los que no había un registro que acreditara la titularidad de una propiedad».

Restaurada por los propios vecinos

Al conocer la noticia de la inmatriculación, los Ferrer convocaron una reunión entre vecinos para informarles de la situación, ya que el inmueble tiene un gran valor comunitario, según Xavier Ferrer, porque conserva la tradición de celebrar actos eclesiásticos como bautizos, comuniones o bodas de los vecinos del pueblo.

De hecho, la iglesia fue restaurada por los propios vecinos del pueblo a finales de los años 80 para que no se derrumbara porque el tejado estaba debilitado, y durante dos años destinaron los domingos a reconstruir la ermita.

Tras la reunión, la comunidad de vecinos se puso de acuerdo en recuperar la titularidad del inmueble y contactaron con el obispado, que pidió que la familia presentara documentos que certificaran que la inmatriculación de la iglesia de Sant Jaume del Clot del Grau fue errónea.

Largas y trabas en la negociación

«Al principio, el obispado nos daba largas y puso trabas en la negociación», ha denunciado a Efe el responsable de Inmatriculaciones de la Iglesia del sindicato agrario Unió de Pagesos, Joan Casajoana.

Para desencallar la situación contaron con la participación de un antiguo cura del pueblo, Josep Morales, que «contribuyó a encontrar la documentación» accediendo a documentos del registro del obispado.

En el registro, Morales y los Ferrer hallaron tres manuscritos de los años 1688, 1734 y 1805 que evidenciaban que la propiedad pertenecía a la familia Grau, que se la vendió a los Ferrer en los años 20 del pasado siglo.

Casajoana: «Surgen conflictos entre propietarios legítimos y órdenes religiosas»

«En uno de los manuscritos, la Iglesia amenazaba a los propietarios de entonces para que restauraran el inmueble para poder celebrar misas», apunta Casajoana, que señala que muchas familias ceden el uso de capillas particulares para actos eclesiásticos.

«Por eso, de vez en cuando surgen conflictos entre propietarios legítimos y órdenes religiosas sobre la titularidad de este tipo de inmuebles», puntualiza.

«Además, entre 1998 y 2015 los obispados podían desempeñar funciones notariales con certificaciones eclesiásticas, algo que les permitió adjudicarse propiedades que podían no ser suyas», según Casajoana.

«Una mentira horrorosa»

«Esto es una mentira horrorosa —ha replicado Josep Martínez—, puesto que el sistema de inmatriculaciones es de 1870, se lleva haciendo toda la vida«.

Una vez presentada toda la documentación que justificaba la propiedad legítima de la familia Ferrer, el obispado de Vic aceptó el retorno de la titularidad de la iglesia de Sant Jaume del Clot del Grau, que se oficializó el 30 de julio de 2019.

«Es lamentable y penoso que esto pase en nombre de la Iglesia», se ha quejado Ferrer, que se muestra «dolido» ante un acto «impropio de los valores del catolicismo» y denuncia que, en su opinión, «actualmente la Iglesia está llena de mercaderes«.

Josep Martínez, por contra, asegura que la negociación con la familia Ferrer «se resolvió sin problemas», y anima a todas aquellas personas que sientan que les han sido vulnerados derechos patrimoniales a comunicarlo al obispado para encontrar una solución.

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