La ermita de Meoz

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Hemos recibido con preocupación la noticia de la ruina y necesidad de reparación de la ermita de Santa Colomba de Meoz. Su caso es similar al de cientos de ermitas de todo Navarra. Es una entre decenas de las que fueron ermitas nuestras y hoy pertenecen a la archidiócesis de Pamplona/Iruñea. Hace unos pocos años podíamos hablar de las ermitas de nuestros pueblos. Hoy no; casi todas son del Vaticano por inmatriculación en el Registro de la Propiedad. El señor Aizpún (ecónomo y responsable del patrimonio de la Diócesis) insinúa ahora la colaboración de todos para encontrar solución al deterioro.

¿Qué es lo que quiere decir, realmente, el señor Aizpún? ¿Qué significa consensuar entre todos? ¿Se consensuó entre todos la inmatriculación de la práctica totalidad de las ermitas navarras, dentro de los 1087 bienes apropiados? Está bien claro: el pueblo la construyó en auzolan, cuidó y costeó siempre como lo que era, su ermita, por lo cual jamás se le ocurrió inmatricularla. El pueblo, que ve ahora su ermita expoliada por la archidiócesis, que ha tenido el descaro de registrarla a su nombre con nocturnidad y alevosía; ese pueblo contempla ahora estupefacto que además de ser despojado, es requerido por su propio depredador para que continúe costeando la reparación de los daños que la dejadez de su nuevo dueño Diocesano no quiere acometer. Desedificante, le llaman algunos; burla cruel, otros; insolencia. Todas esas cosas juntas conforman el escándalo monumental que le llamamos desde nuestra Plataforma.

El asunto es muy grave. El arzobispo Sebastián se hizo propietario, para la institución (sin ánimo de lucro) que representaba, en forma totalmente sigilosa, de las ermitas, casas parroquiales e iglesias de Navarra, saltándose a la torera hasta los órganos administrativos de su archidiócesis, a los que debería haber consultado. Esa institución sin ánimo de lucro, es hoy la mayor inmobiliaria de Navarra y, según testimonios públicos, la mayor propietaria de oro y joyas del Estado español. Por inscripción torticera, es también propietaria de la ermita de Santa Colomba, pero no tiene cómo arreglarla, a pesar de ser una joya románica. ¿Todo el personal del arzobispado y del clero de Navarra están de acuerdo con este atropello (robo, dice la voz popular) de la archidiócesis? Sabemos que no, y que cada día son más los que nos dan la razón.

Esperamos también que el nuevo Parlamento de Navarra se posicione eficazmente ante la Ley Hipotecaria, causante de esta expropiación de nuestro patrimonio cultural y que autores destacados de la jurisprudencia tipifican claramente como anticonstitucional.

Pedro Leoz Cabodevilla
Presidente de la Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro

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