El centro de nuestros bellos y pequeños pueblos del Valle de Egües nos traen el recuerdo de nuestros mayores que en siglos pasados construyeron sus casas piedra a piedra con sus manos. Las fuentes, los cementerios, los templos plazas y frontones son la expresión de los servicios colectivos levantados a auzalan, con el esfuerzo de todos. Hoy vivimos tiempos distintos. Nos entregan un piso terminado con un paquete de papeles por pagar, que los nietos recibirán como herencia para finiquitar nuestras deudas.
Nuestras pequeñas iglesias son en todos los lugares el recuerdo más antiguo de los antepasados. Construidas casi todas en la misma época, de arte románico, La media circunferencia de los pórticos de entrada, como las bóvedas lo indican, rondan el siglo XI y XII .
Las pequeñas y grandes comunidades buscaban ser autosuficientes en la mayoría de sus necesidades. La autodefensa de los enemigos cercanos o lejanos era necesaria en esos tiempos. El señor feudal vecino podía apetecer quitarle al “señor” de nuestro lugar alguna de sus “posesiones”y en cualquier momento nuestro pueblo podía verse atacado, con muertes, quema de casas, violaciones…y demás cosas de la guerra. Nuestros mayores construyeron sus templos con muros bien fortificados resistentes a cualquier ataque.
Si miramos a las torres de nuestras iglesias nos sorprende lo robustas que son para sostener aparentemente unas campanas. Por la historia sabemos que cumplían otras misiones, la defensa no era de las menos importantes. Las lecciones que nos dieron en la escuela no dijeron toda la verdad. En 1512 éramos Navarra un estado independiente. El vecino Rey de Aragón “el Católico Fernando“ apetece aumentar sus territorios y nos monta una guerra que define su triunfo momentáneo en la batalla de Nóain. A continuación para asegurar su triunfo, manda destruir todas las torres de castillos, palacios, catedrales e iglesias. Las nuestra eran pequeñas y no preocuparon al nuevo poder establecido.
En tiempos anteriores y posteriores a esa época los templos servían de ajuntamiento del pueblo. Era el lugar de reuniones, donde los concejales del pueblo tomaban sus decisiones de interés colectivo. Las campanas eran la voz del pueblo, en caso de incendios, de un ataque imprevisto, reunión de concejo… cada uno tenía su toque especial conocido por todos. El templo era del Concejo y lo mantenía, nombraba el cura, pagaba al sacristán. Podemos ver en los archivos de nuestros Concejos como ellos pagaban al sacristán, por atender el templo y la limpieza de la fuente (archivo de Ibiricu). Lo mismo aparecen los aportes del Concejo para el mantenimiento de las casas parroquiales, comprar o arreglar el badajo de la campana.
El pueblo levantó esos templos. Los utilizó para sus reuniones durante siglos. Los mantuvo en su estructura física, con trabajos en auzalan y con los fondos de los concejos.. Si en este momento vamos al registro de la propiedad,
TODOS LAS PARRQUIAS, CAPILLAS, CEMENTERIOS Y SOLARES JUNTO A ELLOS SON DE LA ARQUIDIÓCESIS DE PAMPLONA Y SU PRIMER RESPONSABLE FERNANDO SEBASTIÁN
. A título de humor consciente nos avisaban con un obispo que se iba cargado de un buen saco de templos y edificios. Algunas casas parroquiales ya han sido vendidas ¿Cómo ha sucedido todo esto? Muy sencillo, hacia 1988 desde el arzobispado mandaron escriturar todo eso sin ninguna información a los Concejos o ayuntamientos, ni a los pueblos, ni a los pocos católicos que hoy frecuentan los domingos la misa
Nos hacemos unas preguntas:
1 ¿Qué pensarían nuestros mayores al ver que se apropian de lo que ellos levantaron para el servicio del pueblo?
2 ¿ Que pensamos nosotros al saber que venden lo que es propiedad de nuestros Concejos?
3 ¿ Debemos hacer algo para recuperar lo que sigilosamente nos han defraudado?