Calos Armendariz. Es que somos así, monseñores, una pedrada en la frente, pero también un saludo; una acusación grave, pero también una bienvenida; un enfado tremendo, pero también un apretón manos por visitarnos.
Sabemos que están ustedes aquí, en Pamplona en las Jornadas Nacionales sobre el Patrimonio que han organizado. Sean, pues, bienvenidos, aunque no podemos dejar de pensar que no es ninguna casualidad que celebren en Navarra esas jornadas, precisamente el lugar donde se denunció por vez primera las inmatriculaciones del Patrimonio de los pueblos. Y que sea una provocación que ahora se paseen visitando “su” patrimonio. Pero sean bienvenidos. Así podrán preguntar al pueblo navarro, sea creyente o no, qué piensan de que se hayan convertido ustedes, de la noche a la mañana, en la mayor inmobiliaria de Navarra.
Porque esta bienvenida es también un lamento, señores Obispos españoles: no vienen para devolvernos lo que se han llevado, frontones, casas, cementerios, templos, basílicas, campos, jardines, piezas labrantío y hasta catedrales enteras.
No es justo, no es bonito, ni gracioso, ni tiene belleza alguna; no es hermoso, ni agradable, ni bello, ni honrado, ni merece aplausos lo que ustedes hicieron aquí, y en todo el Estado, llevándose a su zurrón miles y miles de cosas nuestras.
Pero aun así, bienvenidos a nuestra tierra.
Sabemos que visitareis Leyre, Roncesvalles y el Museo de la Universidad de Navarra. Respeto, por supuesto esa selección, pero nos hubiera gustado que visitaseis también las ermitas que se pudren porque su actual dueño, vosotros, no las cuidáis; que visitarais las docenas de iglesias que se van a caer porque vosotros, sus dueños según las leyes actuales, no las atendéis; que vierais el enojo, la tristeza, la melancolía de los pueblos por sus iglesias sin campanas, sus casas curales derrumbadas o vendidas, sus ermitas sin techo y sus atrios desolados.
Bienvenidos a Navarra, Obispos españoles.
Carlos Armendáriz
Presidente de la Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro